viernes, 2 de octubre de 2009

¿Es tan buena la leche como nos han dicho siempre?

¿Es tan buena la leche como nos han dicho siempre?
La leche animal y sus derivados -nata, natillas, yogures, helados, batidos, etc.- se encuentran actualmente entre los alimentos de mayor consumo del mundo. Se alaban sus propiedades nutritivas, lo ricos que son y lo imprescindibles que resultan para mantener los huesos sanos merced a su riqueza en proteínas, vitaminas y minerales, especialmente el calcio. Pero, ¿es eso verdad o más bien se trata de productos no precisamente saludables que causan muy diversas patologías?
El ser humano es único en la naturaleza por múltiples razones destacando entre ellas el hecho de que se trata del único mamífero que ingiere leche procedente de otro animal pasado el periodo de lactancia. Y lo hace a pesar de saberse que la leche que produce cada mamífero es específica para su especie y que la naturaleza la ha hecho idónea para las necesidades de su cría y no para las de otra. Es más, la madre Naturaleza previó que los mamíferos -es decir, los animales que maman- obtengan la leche directamente de las mamas de sus madres sin contacto con agente externo alguno ya que se trata de una sustancia que se altera y contamina con gran facilidad. Los humanos, sin embargo, en el convencimiento de que es sano seguir tomándola siendo ya adultos hemos alterado hasta las leyes de la naturaleza para poder mantenerla en condiciones adecuadas de consumo. Y, sin embargo, son muchas las evidencias que indican que tan preciado líquido está detrás de muchas de las dolencias que hoy nos aquejan. Obviamente la composición de cada leche varía en función del animal, de la raza, del alimento que haya recibido, de su edad, del periodo de lactancia, de la época del año y del sistema de ordeño, entre otras variables. Y si bien su principal componente es el agua su presunto interés nutritivo radica en que además contiene grasas (ácidos grasos saturados y colesterol), proteínas (caseína, lactoalbúminas y lactoglobulinas), hidratos de carbono (lactosa, fundamentalmente), vitaminas (cantidades moderadas de A, D y del grupo B) y minerales (fósforo, calcio, zinc y magnesio). Las proporciones dependen ya del tratamiento que se haya dado a la materia prima por lo que no contiene la misma grasa la "leche entera" que la "leche descremada" (vea el recuadro que se adjunta al respecto). Ahora bien, ¿es realmente saludable ingerir leche y productos lácteos? Porque no sólo son muchos los investigadores que discrepan de esa opinión sino que hay cada vez más estudios que cuestionan esa aseveración. EL PROBLEMA DEL CALCIOLa razón fundamental por la que los nutricionistas occidentales -no así los orientales- recomiendan tomar leche y sus derivados es porque la consideran muy nutritiva y especialmente rica en calcio agregando que la ingesta periódica de ese mineral es imprescindible para mantener la salud, sobre todo la de los huesos. Y en ese convencimiento muchas personas beben cantidades importantes de ella al punto de que algunas -es el caso de millones de norteamericanos- prácticamente la toman en lugar de agua. Sin embargo es precisamente en Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de leche, donde más incidencia de osteoporosis hay entre su población. ¿Alguien puede explicar razonadamente tan singular paradoja? Lógicamente no puede extrañar que cada vez más expertos alcen su voz abiertamente afirmando que la leche y sus derivados no sólo no son alimentos adecuados para el ser humano sino que ni siquiera constituyen una buena fuente de calcio porque una cosa es la cantidad de ese mineral presente en ella y otra muy distinta su biodisponibilidad. Además está por ver si la necesidad de él que precisa el organismo es la que publicitan las empresas lácteas. Resultan ilustrativos a ese respecto los resultados del estudio que con 78.000 mujeres de entre 34 y 59 años llevaron a cabo durante 12 años varios profesores de la Universidad de Harvard en Estados Unidos y que fue publicado en el American Journal of Public Health en 1997. Porque sus conclusiones desmienten la tesis de que un mayor consumo de leche u otras fuentes alimenticias de calcio por mujeres adultas las proteja de fracturas propias de la osteoporosis como son las de cadera o antebrazo. También es interesante recordar el Proyecto Cornell Oxford-China de Nutrición, Salud y Medio Ambiente que se inició en 1983 con un estudio pormenorizado de los hábitos cotidianos de 6.500 habitantes de 65 provincias dispersas de la China rural ya que constituye una de las investigaciones más rigurosas y concluyentes efectuadas en materia de salud. Y ese trabajo demostró -entre otras cosas- que la leche animal desmineraliza a los adultos. Es decir, se comprobó que las mujeres que no tomaban leche de vaca y su único alimento eran el arroz, los vegetales, la soja y sus derivados no padecían osteoporosis. Y que, sin embargo, si dejaban esa dieta e introducían la leche de vaca sus niveles de calcio bajaban y aumentaba la incidencia de esa patología.Gracias a las investigaciones llevadas a cabo por el doctor John McDougall -médico nutricionista del St Helena Hospital de Napa (California, Estados Unidos)- sabemos también que la mujeres de la etnia bantú no toman leche pero sí calcio procedente de fuentes vegetales y, sin embargo, a pesar de que tienen una media de 10 hijos y los amamantan durante largos periodos no padecen osteoporosis.Otro ejemplo de la relación entre leche y osteoporosis lo constituye el trabajo del doctor William Ellis, ex presidente de la Academia Americana de Osteopatía Aplicada, quien estableció que las personas que toman de 3 a 5 vasos de leche diarios presentan los niveles más bajos de calcio en sangre. Agregando que tomar mucha leche implica ingerir grandes cantidades de proteínas lácteas y éstas producen un exceso de acidez que el organismo intenta compensar mediante la liberación de minerales alcalinos.En esa misma línea se expresa un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition que afirma que el exceso de proteínas de la leche es uno de los factores más importantes en el avance de la osteoporosis. En dicho estudio -publicado ya en 1983- se demostraba que hasta la edad de 65 años las mujeres que no toman leche y son vegetarianas tienen un 18% de pérdida de hueso mientras las omnívoras padecen una pérdida ósea del 35%.Y estudios más recientes muestran que con una ingesta de 75 gramos diarios de proteína láctea se pierde más calcio en la orina del que se absorbe a través de la dieta.A todo esto hay que añadir que la relación calcio/fósforo de la leche de vaca no es adecuada para el ser humano pues su contenido es demasiado elevado en fósforo y por eso su ingesta acidifica el organismo. Con las numerosas implicaciones negativas para la salud que ello implica. LA OPINIÓN DE JEAN SEIGNALETEl finado doctor Jean Seignalet -hematólogo, inmunólogo, biólogo, catedrático de Medicina de la Universidad de Montpellier durante muchos años y autor de más de doscientas publicaciones en prestigiosas revistas médicas- denunció en su obra La Alimentación, la 3ª Medicina que muchas patologías y la proliferación actual de otras se debe básicamente a cinco razones: el consumo de cereales domésticos, la ingesta de leche animal y sus derivados, la cocción de los alimentos, el refino de los aceites y la contaminación alimenticia con la consiguiente carencia de vitaminas y minerales. Afirmando en lo que a la leche se refiere lo siguiente: "Muchas personas piensan que prescindir de la leche puede provocarles pérdida de calcio y problemas como la osteoporosis pues la televisión, la prensa y la mayoría de los médicos repiten que la solidez de los huesos depende de su cantidad de calcio y sólo el consumo diario de productos derivados de la leche puede aportarles en cantidad suficiente ese precioso calcio. Sin embargo, yo digo firmemente que NO. El peligro de la falta de calcio es una ilusión. Es cierto que la leche de vaca es rica en calcio pero una vez en el tubo digestivo humano la inmensa mayoría del mismo es precipitado en forma de fosfato de calcio y expulsado a través de las heces fecales. Sólo una pequeña parte es absorbida. El calcio asimilable es aportado en cantidad más que suficiente por los vegetales: hortalizas, legumbres secas, verduras, carnes crudas y frutos secos y frescos. Además el calcio es un mineral muy abundante en el suelo donde es recuperado por las raíces de las plantas. En definitiva, eliminar de la alimentación la leche animal no provoca carencia de calcio. Al contrario, el régimen hipotóxico -desprovisto de derivados de la leche- acompañado de magnesio y silicio bloquea 70 veces de cada 100 la evolución de la osteoporosis e incluso permite a veces recuperar parte del terreno perdido". LA CASEÍNA DE LA LECHEMencionábamos al describir la composición de la leche que una de sus proteínas principales es la caseína. Pues bien, se sabe que el niño lactante asimila completamente las caseínas de la leche materna... pero no las de la leche de vaca. Tales proteínas sólo se digieren parcialmente por el efecto neutralizador de la leche sobre la acidez gástrica, indispensable para su ruptura. ¿Y qué efectos provoca esa sustancia viscosa que es la caseína animal en nuestro organismo? Pues hay que decir que en algunas personas se adhiere a los folículos linfáticos del intestino impidiendo la absorción de otros nutrientes (de hecho la caseína se utiliza como pegamento para papel, madera, etc.). Además su hidrolización parcial tiene otras consecuencias. Por ejemplo, desembarazarse de sus residuos metabólicos supone un gasto energético suplementario para el organismo y puede provocar problemas inmunológicos. Así, en personas que presentan deficiencias de inmunoglobulinas IgA esta proteína pasa al torrente sanguíneo y genera gran variedad de reacciones autoinmunes (las mencionaremos más adelante al hablar de las enfermedades relacionadas con el consumo de leche). Y si tenemos en cuenta -como se recoge en un informe del Memorial Kettering Hospital de Nueva York (Estados Unidos)- que la deficiencia de antígenos IgA es uno de los problemas más comunes en cuanto a deficiencias inmunitarias el problema pasa a tener dimensiones mucho más preocupantes. LAS GRASAS DE LA LECHELa leche humana contiene 45 gramos de lípidos por litro de los que el 55% son ácidos grasos poliinsaturados y un 45% saturados. Y tiene, sobre todo, un elevado contenido en ácido linoleico, precursor de prostaglandinas y leucotrienos antiinflamatorios. En cambio la leche de vaca -la más consumida- contiene un 70% de ácidos grasos saturados y un 30% de poliinsaturados. Una estructura que favorece la formación de prostaglandinas y leucotrienos inflamatorios. Además ese 30% de poliinsaturados pierde sus propiedades cuando por efecto del calor -entre 40 y 45 Cº- se desnaturalizan y ya no pueden ser precursores de sustancias antiinflamatorias. Por lo que la leche tratada para poder ser consumida es ¡una sustancia 100% inflamatoria!Por otra parte la pasteurización y la homogeneización provocan que las grasas saturadas atraviesen las paredes intestinales en forma de pequeñas partículas no digeridas lo que inexorablemente aumenta los niveles de colesterol y grasas saturadas en sangre. Además el contenido en colesterol de la leche es superior al de otros alimentos famosos por ser ricos en ese elemento. De hecho algunos países ya han retirado la leche de la lista de alimentos fundamentales para la dieta porque se ha observado que los niños que acostumbran a tomar varios vasos de leche al día tienen sus arterias en peores condiciones que los que no la toman. Una información que, curiosamente, no parece haber llegado a Estados Unidos pues según su Departamento de Agricultura casi el 40% de la comida diaria que ingieren los norteamericanos consiste en leche y/o productos lácteos. Lo cual significa que un estadounidense medio toma diariamente sólo con los productos lácteos 161 miligramos de colesterol. Y eso es tanto como ingerir ¡53 lonchas de tocino al día! Y luego se extrañan de que la cuarta parte de la población norteamericana sea obesa o padezca sobrepeso.Añadiremos finalmente un dato importante que aporta el ya mencionado doctor John McDougall: en el afán por aumentar sus ventas la industria lechera relaciona el contenido de grasa de la leche... con el peso. Lo que le permite decir que la de vaca contiene "sólo" un 2% de grasa por cada 100 gramos. Y, claro, dicho así parece que estemos hablando de un producto bajo en grasa. Sin embargo debemos entender que el 87% de la leche es agua por lo que si descartamos ésta el porcentaje real de grasa sobre la sustancia sólida es mucho mayor. ¡Y no hablemos ya de la leche condensada!LA CARGA HORMONALConviene saber también que la leche contiene aproximadamente 59 tipos diferentes de hormonas -pituitarias, esteroideas, adrenales, sexuales, etc.- siendo las más importantes las hormonas del crecimiento cuya acción, unidas a la riqueza proteica de la leche de vaca, hacen posible el rápido crecimiento de los terneros de forma que en breve plazo llegan a doblar su peso. Y es evidente que los humanos no tenemos precisamente esa necesidad. Además niveles elevados de esa hormona, unidos a otros tóxicos, se consideran hoy causa de la aparición de diversas enfermedades degenerativas.Hay que añadir a ese respecto que resulta kafkiano tener que reseñar que ya en 1994 la Food and Drug Administration (FDA) -es decir, la agencia del medicamento norteamericana- aprobó que la compañía Monsanto usara la Hormona Recombinante de Crecimiento Bovino (rBGH) -también conocida como bovine somatotropin o rbST- para aumentar la producción de leche en las vacas entre un 10 y un 25%. Porque según se publicó en The Ecologist en 1998 "el uso de rBGH incrementa los niveles de otra hormona proteica -el factor de crecimiento 1 tipo insulina (IGF-1)- en la leche de las vacas. Y dado que el IGF-1 es activo en los humanos -causando que las células se dividan- algunos científicos piensan que una ingesta de leche tratada con altos niveles de rBGH podría dar paso a la división y crecimiento incontrolados de células en los humanos. En otras palabras: cáncer". De hecho son tantos los peligros potenciales de esa hormona que su uso está prohibido actualmente en Canadá y la Unión Europea así como en otros países.La profesora Jane Plant, sobre cuya ilustrativa experiencia personal hablamos en el recuadro adjunto y que es autora del libro Your life in your hands (Tu vida en tus manos), explica en él que el IGF-1 es además especialmente activo durante la pubertad y el embarazo. En el caso de las niñas púberes -explica- esta hormona estimula el tejido de la mama para que crezca. Y durante el embarazo ensancha los tejidos mamarios y los conductos de la leche materna para favorecer la lactancia. Agregando con rotundidad: "Niveles altos de esta hormona incrementan hasta tres veces el riesgo de padecer cáncer de mama o de próstata por parte de quienes consumen tanto la leche como la carne de las vacas lecheras. Y en contra de la afirmación de que la pasteurización la destruye entiendo que la caseína evita que eso ocurra y que la homogeneización facilita que la IGF-1 alcance el torrente sanguíneo. Asimismo, los propios estrógenos que se añaden a la leche bovina son otro de los factores que estimulan la expresión nociva de esta hormona y que, indirectamente, acaban provocando la aparición de tumores". TÓXICOS EN LA LECHEDebemos añadir que la leche puede además estar contaminada por productos químicos, hormonas, antibióticos, pesticidas, pus procedente de las mastitis -tan frecuentes en la vacas ordeñadas permanentemente-, virus, bacterias, priones... Sin olvidar que hoy se "enriquece" tanto la leche como los productos lácteos con aditivos, vitaminas y minerales sintéticos, semillas, plantas, frutas, proteínas, ácidos grasos... En algunos casos, por cierto, con grasa de animales distintos. Con lo que uno puede estar ingiriendo leche de vaca enriquecida con grasa de cerdo... sin saberlo.¿Y cuáles son las sustancias tóxicas que con más frecuencia puede uno encontrarse en un vaso de leche de vaca, la más consumida? Pues son éstas: Metales y plásticos. El equipo utilizado en la explotación ganadera para obtener, conducir o almacenar la leche puede contaminarla. De hecho se ha llegado a detectar en ella hierro, cobre, plomo, cadmio, zinc, etc., o sus aleaciones. Lo que puede provocar una actividad catalítica nefasta sobre las reacciones de oxidación que se producen en ella. Detergentes y desinfectantes. Hablamos de formol, ácido bórico, ácido benzoico, sales alcalinas, bicromato potásico, etc., sustancias que se emplean en la limpieza y desinfección del material que se pone en contacto con la leche. Su uso está justificado ya que el agua por sí sola es incapaz de arrastrar los restos de materia orgánica y destruir las bacterias que contaminan las instalaciones y que pueden pasar a la leche. Pesticidas y fertilizantes. En la comida que se da a las vacas se pueden encontrar compuestos químicos con los que se ha procurado tanto el incremento de las cosechas como su mejor conservación. En este grupo se incluyen acaricidas, nematicidas, fungicidas, rodenticidas y herbicidas. Compuestos químicos -DDT, dieldrin, lindano, metoxiclor, malation, aldrín, etc.- que pueden ocasionar cáncer. Micotoxinas. Procedentes del alimento que se da a las vacas cuando éste está contaminado por mohos, muy especialmente por el aspergillus flavus. Antibióticos y otros fármacos. Actualmente se emplean de forma habitual en el tratamiento y prevención de las enfermedades infecciosas y parasitarias de las vacas pero pueden pasar a la leche contaminándola. Un problema que se agrava al saber que el uso excesivo y continuado de estos fármacos en animales ha acabado provocando que determinadas cepas de gérmenes patógenos se hayan hecho resistentes y al pasar a los humanos éstos encuentren dificultades para superar la enfermedad con antibióticos. Por eso es peligroso el consumo de leche extraída de vacas así tratadas. Ya en 1976 el diario Daily Herd Management publicaba que "la mayoría de las fábricas [de leche] usan cerca de 60 clases de tratamientos químicos [antibióticos] para tratar la hinchazón de pezón después de cada ordeñada y para reducir la propagación de mastitis (inflamación de ubres) en sus rebaños. Hay evidencia de que algunas de esas zambullidas químicas dejan residuos en la leche que pueden ser peligrosos para los humanos". Diez años después todo seguía igual y el prestigioso The New York Times afirmaba que "los residuos de antibióticos en la leche están causando reacciones alérgicas en algunas personas debido a tratamientos rutinarios para prevenir la hinchazón de los pezones de las vacas y programas de infusión en las fábricas lecheras." Contaminación radioactiva. Es otro de los problemas que preocupan en la actualidad y si bien los residuos producidos por el uso específico de la energía nuclear no ocasionan problemas más que en raras ocasiones es necesario prestar atención. Dioxinas. Estos derivados del cloro merecen atención especial. Además de estar relacionados con el cáncer de pulmón y los linfomas la exposición a las dioxinas se ha relacionado con la diabetes, los problemas de desarrollo del niño y diversos desarreglos del sistema inmune. ENFERMEDADES RELACIONADAS CON EL CONSUMO DE LECHEAnte todo lo expuesto son cada vez más las voces que alertan de la posible relación -más o menos directa- entre el consumo de leche y las dolencias que se relacionan a continuación: Anemia ferropénica. El doctor Frank Oski -director del Departamento de Pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins (Estados Unidos)- asevera en su libro Don\'t Drink Your Milk! (¡No bebas tu leche!) que en su país entre el 15 y el 20% de los niños menores de 2 años sufren anemia por deficiencia de hierro y que la mitad del resto de las anemias que se producen en Estados Unidos están relacionadas con el consumo de leche y sus derivados por los pequeños sangrados gastrointestinales que la leche puede provocar. Artritis Reumatoidea y Osteoartritis. Está constatado que los complejos antígeno-anticuerpo generados por la leche se depositan a veces en las articulaciones provocando su inflamación y entumecimiento. Estudios realizados en la Universidad de Florida (Estados Unidos) confirman que los síntomas se agravan en pacientes con Artritis Reumatoidea que consumen leche. Por otro lado, en un artículo publicado en la revista Scandinavian Journal of Rheumatology se afirmaba que en personas afectadas de esa patología que dejaron de ingerir lácteos y tomaron sólo agua, té verde, frutas y zumos vegetales entre 7 y 10 días la inflamación y el dolor disminuyeron significativamente. Agregando que cuando alguno volvía a una dieta lacto-ovo-vegetariana los síntomas reaparecían. Por su parte, un grupo de investigadores israelíes demostró en 1985 -por primera vez- que la leche puede inducir también la artritis reumatoidea juvenil. La asociación de la leche con la artritis reumatoidea del adulto ya se había establecido anteriormente pero no se había hallado ninguna asociación con la juvenil hasta el hallazgo de esos científicos. Asma. Se sabe que la leche puede estimular la producción excesiva de moco en las vías respiratorias y que la alergia a la leche es causa de asma. Además está completamente demostrado que los niños con exceso de moco y dificultades respiratorias a los que se les retira la leche de vaca mejoran de forma sorprendente. Autismo. Investigadores italianos descubrieron que los síntomas neurológicos de los pacientes autistas empeoran cuando consumen leche y trigo. Se cree que los péptidos de la leche pudieran tener un efecto tóxico en el sistema nervioso central al interferir con los neurotransmisores. En sus investigaciones los doctores de la Universidad de Roma notaron una mejoría marcada en la conducta de esos enfermos tras dejar de ingerirla ocho semanas. En su sangre había altos niveles de anticuerpos contra la caseína, la lactoalbúmina y la betalactoglobulina. Cáncer de estómago. Investigadores del Instituto Nacional de Salud Publica de Morelos (México) encontraron un aumento significativo del riesgo de contraer cáncer de estómago en pacientes que consumían productos lácteos. En los que además consumían carne el riesgo se triplicaba. Cáncer de mama. La leche está considerada por muchos expertos causa directa de este "tipo" de cáncer. Si a ello añadimos la influencia que tiene la hormona insulínica las probabilidades de sufrirlo aumentan considerablemente en las grandes consumidoras de leche. Cáncer de ovarios. La galactosa -uno de los azúcares de la leche- se ha relacionado también con el cáncer de ovarios. Algunos investigadores consideran que las mujeres que beben más de un vaso de leche entera al día tienen tres veces más probabilidades de contraer cáncer de ovarios que las que no lo ingieren. -Cáncer de páncreas. Investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) afirman que existe una relación "positiva y fuerte" entre el cáncer del páncreas y el consumo de leche, huevos y carne. Cáncer de próstata. Un estudio presentado hace más de veinte años en una reunión de la American Association of Cancer Research en San Francisco y publicado en Oncology News ya revelaba, según el doctor Chan -epidemiólogo de la Universidad de Harvard-, que el consumo de mucha leche y sus derivados está asociado con un incremento del riesgo de cáncer de próstata en los hombres. Explicando que ello se puede deber a que el alto contenido de calcio de la leche hace disminuir la cantidad de vitamina D del cuerpo, encargada de proteger del cáncer de próstata a pesar de que la propia leche la contiene. Epidemiólogos italianos del Aviano Cancer Center calcularon ese aumento del riesgo y establecieron que es 1,2 veces mayor entre quienes beben de 1 a 2 vasos de leche diaria que entre los que no la consumen. Sin embargo, si se toman dos o más vasos de leche al día el nivel de riesgo de padecer ese cáncer aumenta a 5.Otro estudio -realizado por el mismo equipo de investigadores de la Universidad de Harvard- descubrió que los hombres que consumen grandes cantidades de leche y/o lácteos tienen un 70% de riesgo de contraer cáncer de próstata. Opinión que comparte un grupo de científicos noruegos de la Universidad de Oslo quienes afirman que consumir leche es un riesgo para contraer cáncer de próstata. Añadiendo que, sorprendentemente, el consumo de leche desnatada está asociado con un mayor incremento que la leche entera. Cáncer de pulmón. Investigadores holandeses concluyeron en 1989 que las personas que toman tres o más vasos de leche diaria tienen dos veces más probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón que los que no la toman. Y que, sin embargo -contra lo que afirman sus colegas noruegos- las personas que toman esa misma cantidad pero de leche desnatada parecen estar más protegidas. También se coligió en el Roswell Park Memorial Institute de Nueva York que entre las personas que beben tres o más vasos de leche entera al día aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón en un 200% (comparado con aquellos que nunca la toman). Además se ha documentado que existe relación directa entre la hormona somatotropina y el cáncer de pulmón, y entre éste y las dioxinas que contaminan la leche. Cáncer de testículos. Investigadores británicos descubrieron que también hay relación entre el cáncer testicular y el consumo de leche. El riesgo encontrado fue 7,19 veces mayor que en la población general y aumenta en un 1,39 por cada cuarto de leche adicional que se consume. Cataratas. Hay una creciente evidencia de la relación entre el consumo de leche y las cataratas. Según diversos estudios científicos las poblaciones humanas que consumen grandes cantidades de productos lácteos tienen mayor incidencia de cataratas que aquellos que los evitan. Este defecto se ha relacionado con la lactosa y la galactosa. Siendo la relación más evidente entre la mujeres que entre los hombres. El tipo más frecuentemente es la catarata cortical. Colitis ulcerosa. También el consumo de leche se ha asociado a esta dolencia. Colon irritable. Hay diversos estudios que vinculan igualmente la ingesta de leche con el desarrollo de esta patología. Diabetes Mellitus Tipo I. Diferentes investigaciones demuestran que los lactantes alimentados con leche de vaca presentan un mayor riesgo de padecer diabetes insulinodependiente -conocida como diabetes tipo I- ya desde su niñez. Un estudio publicado en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra identifica la leche como "elemento responsable o factor desencadenante en algunas personas genéticamente sensibles" . Los médicos que realizaron la investigación descubrieron que los diabéticos analizados tenían unos niveles de anticuerpos más altos de lo normal que reaccionaban con una proteína de la leche llamada suero de albúmina bovina atacándola como invasora y destruyéndola. Pero resulta que -¡fatal coincidencia!- una sección de esa proteína es casi idéntica a una proteína de la superficie de las células productoras de insulina por lo cual, según afirman, las defensas de las personas sensibles a ella terminan atacando a sus propias células causando así su autodestrucción. Por lo que coligen que eliminar la leche y sus derivados de la dieta infantil podría disminuir drásticamente la incidencia de este tipo de diabetes. Dolores abdominales sin intolerancia a la lactosa. Existe una estrecha correlación -no discutida- entre la indigestión que causa la lactosa, la intolerancia a la lactosa y la intolerancia a la leche. Enfermedad de Crohn. El doctor John Hermon-Taylor -director del Departamento de Cirugía de la Escuela de Medicina del Hospital St. George (Gran Bretaña)- afirma tras estudiar la enfermedad de Crohn durante 20 años que la Paratuberculosis -una subespecie del Mycobacterium Avium- está indudablemente asociada a esa patología. Y que ese microorganismo se transmite fundamentalmente a través de la leche porque la pasteurización no la destruye. En un estudio realizado entre 1990 y 1994 sobre envases para leche se encontró con que el 7% estaba contaminado con la Paratuberculosis. Enfermedades coronarias. Numerosos investigadores relacionan algunos componentes de la leche -el colesterol, las grasas, su alto contenido en calcio, la presencia de xantina oxidasa, etc.- con este tipo de dolencias. En el caso de la enzima bovina xantina oxidasa se sabe que sólo causa problemas cuando la leche es homogeneizada y que su daño se centra en los vasos sanguíneos. La posible explicación está en que esta enzima atravesaría intacta las paredes intestinales, se trasladaría a través de la sangre y destruiría el masmógeno, uno de los componentes de las membranas de las células que forman el tejido cardiaco. Uno de esos investigadores es el doctor Kurt Oster, jefe del servicio de Cardiología del Hospital Park City en Bridgeport (Estados Unidos). Durante un periodo de casi cuatro años Oster estudió a 75 pacientes que sufrían angina de pecho y arteriosclerosis. Pues bien, se eliminó la leche de sus dietas y se les dio ácido fólico y vitamina C -ambas combaten la xantina oxidasa- y en todos los casos el dolor disminuyó. Es más, a ese respecto el doctor Kurt Esselbacher -miembro de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard- afirma sin tapujos: "La leche homogenizada, debido al contenido de xantina oxidasa, es una de las mayores causas de enfermedades coronarias en Estados Unidos".Hay también estudios realizados en Rusia según los cuales quienes beben tres o más vasos de leche al día tienen 1,7 más probabilidades de padecer enfermedades isquémicas cardíacas que quienes no la consumen. Igualmente se sabe que el consumo habitual de productos lácteos aumenta el colesterol malo (LDL) sin afectar al bueno (HDL) por lo que ya en sí mismos constituyen un factor de riesgo. Y debemos añadir que el consumo de proteínas lácteas parece tener relación directa con la mortalidad coronaria ya que se ha comprobado que los anticuerpos creados contra la caseína activan el sistema plaquetario estimulando la trombogénesis. Además se las relaciona con la inflamación de las paredes de las arterias favoreciendo así el proceso arteriosclerótico.En cuanto al calcio de la leche cabe decir que parece existir relación entre el endurecimiento de las arterias y el excesivo contenido de este mineral en sangre.Añadiremos que la leche desnatada se ha asociado con enfermedades coronarias no isquémicas en hombres mayores de 45 años y en mujeres mayores de 75. Se cree que las proteínas de la leche contribuyen a la formación de la homocisteina. Para muchos la conjunción de este tipo de leche, la lactosa, el calcio y la homocisteína podría ser responsable de la calcificación de las arterias. Esclerosis múltiple. Científicos de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) están llevando a cabo en la actualidad extensos estudios acerca de los factores asociados con la esclerosis múltiple y si bien hasta ahora sólo han obtenido conclusiones parciales han podido establecer relación entre la esclerosis múltiple y un excesivo consumo de leche. Estreñimiento. La leche es causa conocida de estreñimiento en niños y ancianos. Su eliminación de la dieta y un mayor consumo de vegetales y fibra suele resolver ese problema. Asimismo, tanto el estreñimiento crónico como las lesiones perianales se han asociado con una clara intolerancia a la leche de vaca. Fatiga crónica. Según un estudio realizado con niños en Rochester (Nueva York) en 1991 beber leche aumenta 44,3 veces el riesgo de padecer esta enfermedad. Fístulas y fisuras anales. Podría deberse al parecer a la alergia a una proteína de la leche de cabra. Incontinencia urinaria. Muchos niños que mojan las sábanas ya crecidos dejan de hacerlo en cuanto eliminan de su dieta la leche, los productos que la contienen y los derivados lácteos. Intolerancia a la lactosa. Para poder ser utilizada por nuestro organismo este azúcar de la leche debe ser previamente hidrolizado y eso se consigue gracias a una enzima llamada lactasa que va desapareciendo lentamente cuando comienzan a salirnos los dientes. Parece que en la raza blanca la lactasa permanece durante más tiempo que en la raza negra. Algo que podría deberse a la relación existente entre la melanina y la lactasa. Las personas que viven en lugares fríos tendrían por eso la piel más blanca a fin de aprovechar al máximo las radiaciones solares y sintetizar vitamina D para fijar el calcio. Se ha observado también que en la mayoría de las personas que no producen lactasa o lo hacen a niveles muy bajos la lactosa no hidrolizada pasa al intestino donde es atacada por las bacterias y las consecuencias son fermentaciones, meteorismo, cólicos, diarreas, etc. Todo lo cual provoca la irritación de las paredes del intestino e incluso microheridas con pérdida de sangre. Y si esas pequeñas hemorragias se producen de forma continuada acaban provocando deficiencias de hierro.Además la lactosa puede provocar otros trastornos no menos graves ya que es responsable de la asimilación de metales pesados como el cadmio, el mercurio y el hierro así como de otras sustancias tóxicas. Linfomas. Un estudio realizado en la Universidad de Bergen (Noruega) durante año y medio con casi 16.000 pacientes observó que las personas que consumen dos vasos de leche al día presentan un riesgo 3,4 veces mayor de padecer linfomas que los que beben menos. El mecanismo por el cual eso se produce todavía no está claro a pesar de que se sabe que la leche de vaca puede transmitir el virus de la leucemia bovina. Este mismo estudio encontró una asociación, aunque débil, entre el consumo de leche y el cáncer de riñones y de los órganos reproductivos femeninos.Otro mecanismo por el cual se pueden contraer linfomas es a través de leche contaminada con dioxinas. En un artículo publicado en el periódico norteamericano The Washington Post se afirmaba que las personas que consumen grandes cantidades de grasa -como carne y productos lácteos son 10 veces más propensas a contraer cáncer, especialmente de pulmón. Migraña. Se ha comprobado experimentalmente que cuando se suprime la leche de la dieta de pacientes afectos de migraña se reducen significativamente sus síntomas. Oídos, garganta y sinusitis. En 1994 la revista Natural Health publicaba una serie de hallazgos que relacionan a la leche con el aumento de las infecciones de los oídos y la garganta. Los estudios demostraron que las amígdalas y las adenoides reducían su tamaño cuando se limitaba el consumo de leche. Reacciones alérgicas. La alergia a las proteínas de la leche de vaca se ha definido como "cualquier reacción adversa mediada por los mecanismos inmunológicos a una o más de las proteínas de la leche (caseína, alfa lacto-albúmina, betalactoglobulina)". Actualmente muchos estudios médicos reconocen la relación entre la leche y las reacciones alérgicas estableciéndose su prevalencia entre un 2 y un 5% de la población mundial. La reacción alérgica puede ser inmediata -es decir, en menos de 45 minutos- o tardía -presentándose horas o días más tarde. Sangrado gastrointestinal. El sangrado gastrointestinal secundario a la intolerancia a las proteínas de la leche de vaca en niños ha sido adecuadamente documentado. Tan serio es el sangrado que se le coloca como una de las causas más comunes de anemia en niños. Síndrome de mala absorción. Investigadores de la Universidad de Helsinki (Finlandia) han comprobado la relación entre las proteínas de la leche y el daño a la mucosa intestinal. Este daño es el responsable del síndrome de mala absorción que se caracteriza por diarreas crónicas, vómitos y retardo del crecimiento. Trastornos del sueño. Estudios realizados en la Universidad Free de Bruselas entre los años 1986 y 1988 confirmaron la relación entre el consumo de leche y los trastornos del sueño en los niños. Éste y otros estudios han hallado relación entre la alergia a la leche y los problemas para dormir. Todos los síntomas mejoraban cuando se excluía la leche de la dieta y empeoraban cuando era reintroducida. El tiempo promedio para notar la mejoría era de cinco semanas. La agitación que manifestaban esos niños también mejoró. Úlceras pépticas. En el pasado se aconsejaba tomar leche a las personas que padecían problemas estomacales, en especial en caso de úlceras. En la actualidad esa práctica se desaconseja por considerarse peligrosa y porque se sabe que la leche y sus derivados agravan todos los síntomas. El alivio temporal que sentían esos pacientes se podía deber simplemente al hecho de que normalmente la leche se tomaba fría y era la temperatura del líquido lo que hacía mejorar la situación transitoriamente. Otras reacciones provocadas por la leche. Además de las expuestas existen otras situaciones y dolencias que se relacionan con la ingesta de leche. Por ejemplo la acidosis láctica severa asociada a la alergia a la leche de vaca, el aumento del riesgo de preeclampsia en mujeres sensibles, la dificultad de aprendizaje en niños o algunos casos de infertilidad femenina. Por último es importante señalar que las madres que toman leche de vaca durante el período de la lactancia exponen a sus hijos a los riesgos asociados a este alimento.José Ramón LlorentePD: el autor de este texto es presidente de la Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular y los estudios que se citan en el artículo están perfectamente documentados y si no se mencionan es por razones de espacio.
Problemas que puede provocar la preparación de la leche y así poder ser consumida tiempo después de ser extraídaLa naturaleza previó que la leche -humana o animal- sirviera para alimentar a las crías directamente, en el momento y sin intervención mecánica, física o química. Sin embargo, la decisión del ser humano de seguir ingiriendo leche tras el periodo natural de lactancia le llevó a ordeñar a los animales domésticos y, con el tiempo, a buscar métodos que permitieran conservarla largo tiempo en condiciones lo más higiénicas y saludables posibles. Búsqueda que desembocó en los sistemas actuales. Hablemos pues de ellos. La homogeneización. Se trata de un proceso mecánico mediante el cual se reduce el tamaño de las partículas de grasa de la leche evitando que la crema se concentre en la superficie. Y para que ese tamaño sea homogéneo se dispara el chorro de la leche a presión contra una plancha de acero a una temperatura de entre 50 y 60º C. Se consigue así una leche más blanca que luego se mantiene líquida en el envase. El inconveniente es que con ello también se rompen gran parte de las estructuras lipídicas y proteicas por lo que si esa leche se expone a luz artificial durante varias horas se convierte en una sustancia no apta para el consumo. Además, según algunos expertos al disminuir en diez veces el tamaño de las partículas de grasa este procedimiento puede incrementar el riesgo de padecer ataques al corazón en quienes consumen grandes cantidades. La posible explicación está en la enzima bovina xantina-oxidasa que atravesaría intacta las paredes intestinales y, utilizando la sangre como vehículo, destruiría el masmógeno, un componente de las membranas celulares del tejido cardiaco. Pasteurización. Consiste en la aplicación de altas temperaturas durante un tiempo determinado. Con este método se destruye la mayor parte de los microorganismos que pueden alterar la leche pero no todas las esporas (formas de resistencia de los microorganismos). A través de la pasteurización se obtiene la "leche fresca del día" -así se comercializa- que se mantiene en condiciones adecuadas sólo durante 2 o 3 días. Existen dos tipos de pasteurización: la pasteurización alta -que tiene una duración de 15 segundos a una temperatura de 72º C- y la pasteurización baja -que dura 30 minutos a 65º C-. Posteriormente la leche es sometida a un enfriamiento rápido pero si este último tratamiento no se realiza de forma correcta se corre el riesgo de que germinen las esporas que hayan sobrevivido al tratamiento térmico. Además con este método se produce la coagulación de las proteínas, se eliminan las bacterias propias de la leche que servirían posteriormente para la elaboración de quesos y se pierde el 5% de las vitaminas B1 y B6, el 10% de la B12 y el 25% de la vitamina C. Esterilización. Se trata de un proceso que combina altas temperaturas en un tiempo bastante largo. Así se asegura la ausencia de gérmenes patógenos y toxinas y el producto se mantiene en buenas condiciones durante más tiempo. Sin embargo con este proceso se pierden las vitaminas B1, B2, B3, B6, B12, A, C y D así como algunos aminoácidos esenciales. UHT. Hablamos de leche que ha sido tratada a temperaturas muy altas en un tiempo muy corto. El problema es que las alteraciones bioquímicas que sufren las proteínas con este tratamiento son muy importantes.
Tipos de leche de vaca Leche entera. Presenta el mayor contenido en grasa láctea. Su aportación calórica y de colesterol es muy elevada: un vaso de leche aporta 7,2 gramos de grasa y unas 123 calorías. De ahí que el impacto de esta sustancia sobre el sistema cardiovascular sea muy significativo. Leche descremada. Tiene menos calorías que la leche entera. En función de la cantidad de grasa se la llamará desnatada (<0.18%) o semidesnatada (0.5-2%). Tiene un sabor más suave y su valor nutritivo disminuye. Leche condensada. Es leche entera a la que se le retira aproximadamente un 60% de su contenido acuoso y se le añade un 40% de su peso en azúcar impidiendo así en buena medida la proliferación de bacterias aunque cabría cuestionar las consecuencias para la salud de tan alta cantidad de azúcar. Leche en polvo. Se consigue calentando la leche líquida hasta que pierde aproximadamente el 60% del agua que contiene. En el proceso se pierden ente un 25 y un 50% de las vitaminas hidrosolubles (vitamina C y complejo B). En cuanto a los quesos las materias primas utilizadas pueden ser muy diversas así como los procedimientos de elaboración y las variedades pero todos tienen un denominador común: necesitan la coagulación de la caseína por medio del cuajo. Y lo que no todos los vegetarianos saben es que el cuajo se elabora con mucosa desecada de la cuarta cavidad estomacal de los rumiantes y, en ocasiones, del cerdo. Por lo que al tomarlo se está ingiriendo un derivado animal.
Una historia realLa historia de la profesora Jane Plant, geoquímica y jefa científica del British Geological Survey -una prestigiosa institución pública británica que se dedica a la investigación en materia de Geología-, puede constituir un significativo ejemplo para muchas mujeres ya que ha sobrevivido a 5 tumores mamarios y a las prácticas médicas convencionales para tratar su cáncer. Y lo ha hecho, según afirma ella misma, de una forma muy sencilla: eliminando todos los lácteos de su dieta. Su historia es parecida a la de otras muchas mujeres. Sintió el mismo pánico cuando le diagnosticaron cáncer de mama y confiada en el buen saber y hacer de los oncólogos se sometió a una mastectomía y a la irradiación de sus ovarios porque le dijeron que así se provocaba la menopausia, se suprimía la producción de estrógenos y se podría curar el cáncer. Pero todo resultó falso. De hecho el cáncer se le reprodujo hasta 4 veces. "Sufrí la amputación de una mama, me sometieron a radioterapia y a una quimioterapia muy dolorosa. Me vieron los especialistas más eminentes de mi país pero en mi fuero interno estaba segura de que me estaba enfrentando a la muerte. Y estuve a punto de tirar la toalla", cuenta la profesora Plant en su libro Your life in your hands (Tu vida en tus manos) en el que relata su propia experiencia y explica cómo llegó a la idea que ha salvado su vida: "A raíz de un viaje de mi marido a China -cuenta en su obra- empecé a pensar en que mi enfermedad era virtualmente inexistente en dicho país. De hecho sólo una de cada 10.000 mujeres muere de cáncer de mama en China mientras que sólo en el Reino Unido las cifras oficiales hablan de una de cada 12. Entonces mi marido -que también es científico- y yo misma empezamos a investigar sobre la forma de vida y alimentación de los orientales hasta que llegamos a la idea que me salvó la vida: las mujeres chinas no enfermaban de cáncer de mama ni los hombres desarrollaban tumores prostáticos porque son incapaces de tolerar la leche y, por tanto, no la toman. Es más, supimos que los chinos son incapaces de comprender la preocupación occidental por tomar leche de vaca. Ellos nunca la utilizan ¡y menos para amamantar a sus bebés! Y si te paras a pensarlo no puede ser una simple casualidad que más del 70% de la población mundial sea incapaz de digerir la lactosa. Hoy lo que creo es que la naturaleza intenta avisarnos a tiempo de que estamos comiendo un alimento equivocado".Cuando Jane Plant se planteó todo esto se estaba tratando con quimioterapia su quinto tumor mamario. Y fue entonces cuando decidió suprimir por completo la ingesta de lácteos, incluidos todos los alimentos que contienen algo de leche: sopas, galletas, pasteles, margarinas, etc. ¿Y qué sucedió? "En sólo unos días -recoge en su libro- el tumor empezó a encogerse. Dos semanas después de mi segunda sesión de quimioterapia y una semana después de haber suprimido la leche y sus derivados el tumor empezó a picarme. Luego se ablandó y comenzó a menguar. Unas seis semanas después había desaparecido. De hecho mi oncólogo del Charing Cross Hospital de Londres no pudo reprimir exclamar un maravillado \'¡No lo encuentro!\' cuando examinó la zona donde había estado el bulto. Por lo visto no esperaba que alguien con un cáncer tan avanzado -ya había invadido mi sistema linfático- pudiera sobrevivir". Afortunadamente aquel oncólogo logró superar su escepticismo inicial y en la actualidad recomienda una dieta sin lácteos a sus pacientes. Convencida de que dejar de tomar lácteos era lo que le había salvado la vida Jane Plant decidió plasmar sus conocimientos y su experiencia en el libro antes mencionado. Y de inmediato más de 60 mujeres aquejadas de cáncer de mama se pusieron en contacto con ella para pedirle consejo. Sus tumores también desaparecieron. "Aunque no fue fácil aceptar que una sustancia tan \'natural\' como la leche pudiera tener tales repercusiones para la salud -explica Plant- ahora no me cabe duda de que la relación entre los productos lácteos y el cáncer de mama es similar a la que existe entre el tabaco y el cáncer de pulmón. Pero no sólo eso porque, por ejemplo, ya en 1989 el doctor Daniel Cramer -de la Universidad de Harvard- determinó que estos productos están implicados en la aparición del cáncer de ovarios. Y los datos sobre el cáncer de próstata conducen a conclusiones similares. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el número de hombres que padecen este cáncer en China es de 0,5 por cada 10.000 mientras que en el Reino Unido la cifra es 70 veces mayor. La clave está pues, sin duda, en el consumo de lácteos". Para la profesora Plant la leche de vaca es un gran alimento...¡pero sólo para los terneros! Y afirma convencida que la naturaleza no la ha destinado a ser consumida por ninguna otra especie. "De hecho estoy convencida -concluye- de que salvé mi vida por dejar de consumir leche de vaca. Sólo deseo que mi experiencia puede servir a más mujeres y hombres que, sin saberlo, pueden estar enfermos a causa de los lácteos que consumen".En su libro, además de detalles de su propia experiencia e interesantes datos sobre sus investigaciones acerca de los efectos de la leche de vaca sobre nuestra salud, se recogen una serie de recomendaciones nutricionales que se resumen en alimentarse básicamente de leche de soja, té de hierbas, semillas de sésamo, tofu, nueces, pescado, huevos, carne magra (no ternera picada, que puede ser vaca lechera), mucha fruta y verduras frescas.

lunes, 20 de julio de 2009

Razones por las que podriamos decidir y sentir que ,no tiene sentido comer carne.

Razones para comer y para NO comer carne
1. Razones para comer carne
Ninguna. Absolutamente ninguna
no existen razones para comer
carne. No hay.
2. Razones para NO comer carne
a. SALUD Y NUTRICIÓN
El consumo de carne produce estreñimiento y sus complicaciones, obesidad,
enfermedades cardiocirculatorias, exceso de calorías, hipercolesterolemia, tumores de
mama, de colon, de próstata, uremia, gota, insuficiencia renal.
La dieta basada principalmente en cereales, vegetales y frutas, ayuda a controlar la
diabetes y la arteriosclerosis.
Es una alimentación completa porque todos los nutrientes que el organismo necesita se
encuentran en el reino vegetal; las vitaminas, los aminoácidos y los minerales están
presentes en los vegetales.
La alimentación vegetariana aporta al organismo humano un sustento aún más
energético que el de la carne; incluso la potencia física de los vegetarianos puede ser
superior e incluso prolongarse más que la de los carnívoros.
Una operación de desviación coronaria (bypass) o una sesión de quimoterapia son
mucho más incómodas y difícile s que cambiar tu dieta. Ser vegetariano es lo mejor que
puedes hacer por tu salud.
b. ECOLÓGICAS
"Se ha estimado que la contribución del ganado a la contaminación del agua supera más
de diez veces a la de los humanos y más de tres a la de la industria" Philip Kapleau
"Millones de hectáreas de selva y bosque son destruidos cada año, cuando se convierten
en tierra de pastoreo y en cultivos que se utilizan exclusivamente para alimento de
animales."
Más de la mitad del agua consumida en el mundo se emplea en la ga nadería. Mientras
que para producir un kilo de carne son necesarios más de 20.000 litros de agua, para un
kilo de trigo sólo hacen falta 227 litros, y para un kilo de arroz 454 litros.
Cada segundo se generan 125 toneladas de residuos procedentes de la in dustria cárnica.
Estos contaminan los ríos y producen gases tóxicos como amoníaco, metano y dióxido
de carbono, contaminan la atmósfera, afectando la capa de ozono y contribuyendo al
efecto invernadero.
300.000 km2 de selva tropical son destruidos cada año como consecuencia de la
necesidad de pastos para ganado. Un vegetariano salva 4.000 m2 de árboles al año.
c. HAMBRE MUNDIAL
"La mitad de la pesca mundial va para alimentar ganado, el 91% del maíz, el 77% de la
harina de Soya, el 64% de la cebada, el 68% de la avena y el 99% de las cosechas de
sorgo." Datos del departamento de agricultura de los Estados Unidos.
Sólo el ganado del mundo consume una cantidad de comida equivalente a las
necesidades calóricas de 8.700 millones de personas, es decir más que la p oblación total
sobre la tierra.
10 hectáreas sembradas en legumbres alimentan a 61 personas al día, mientras que las
mismas 10 hectáreas con ganado alimentan sólo a dos personas.
Una hectárea sembrada en soya produce 5 kg. de proteína que alimenta a 70 p ersonas.
Una hectárea con ganado produce ½ kg. de carne que alimenta a 3 o 4 personas.
d. ECONOMÍA
Según cifras de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la
alimentación), para alimentar el ganado se utiliza el 95% de la producción mundial de
soya y el 44% de la de cereales, es decir, los animales consumen 600 millones de
toneladas de cereales anualmente. En Estados Unidos, por ejemplo, más del 80 % del
maíz y más del 95 por ciento de la avena que se cultivan son destinados al alime nto de
animales.
Por cada 16 kilos de cereales y legumbres dadas al ganado vacuno, sólo se obtiene 1
kilo de carne.
Para producir 1 kg de proteína por medio de la cría de animales se gasta 25 veces más
recursos energéticos y naturales que para producir la misma cantidad de proteína
vegetal. La producción de una sola hamburguesa gasta combustibles fósiles
equivalentes a los necesarios para conducir un coche pequeño durante 32 km. o el agua
suficiente para 17 duchas.
e. ÉTICA
El hacinamiento, las privaciones, el maltrato y las mutilaciones imperan en las fábricas
de carne de hoy. Los terneros son separados violentamente de sus madres y puestos en
jaulas que impiden el movimiento del animal, abusando de ellos hasta sus limites
biológicos en la incesante búsqueda de ganancias a corto plazo."
"Alimentados a la fuerza, manipulados genéticamente, inseminados artificialmente,
cortadas sus orejas, colas, picos y cuernos, marcados con hierros calientes, castrados y
mutilados sin anestesia ni entrenamiento médico. Las co ndiciones horripilantes de
transporte y movilización privándolos de alimento, agua y abrigo de los elementos
prolongan su agonía hasta el último suspiro."
Cuando perdemos el respeto por la vida animal también lo perdemos por la vida
humana. Hace veintiséis siglos Pitágoras dijo: "Aquellos que matan animales para
comer su carne tienden a masacrarse a sí mismos".
f. RELIGIOSAS
El Antiguo Testamento instruye: " No Matarás " Esto tradicionalmente se malinterpreta
como si se refiriera sólo al asesinato, pero el hebreo original es "lo tirtzach", lo cual se
traduce claramente como "No Matarás". Clemente de Alejandría, Padre de la Iglesia,
recomendó una dieta sin carne, al igual que San Juán Crisóstomo, San Benedicto y la
orden Trapense. El Señor Buda advino con el propósito de detener la matanza irrestricta
de animales y establecer su doctrina de "ahimsa" (no violencia).
Las Escrituras Védicas de la India, también apoyan el vegetarianismo.
Según la ley del karma, si causamos dolor y sufrimiento a otros seres vivie ntes,
debemos soportar lo mismo a cambio, ya sea tanto individual como colectivamente.
Nadie puede escaparse a la ley del karma, excepto aquellos que comprenden cómo ésta
trabaja y así cumplen con ella.
Según las escrituras védicas el vegetarianismo posee una dimensión espiritual más
elevada que puede ayudarnos a desarrollar nuestra apreciación natural y amor por Dios
para lo cual se establece el ofrec imiento de los alimentos a Dios.

sábado, 18 de julio de 2009

Reconocimiento medico deportivo

EL RECONOCIMIENTO MÉDICO-DEPORTIVO. INTRODUCCIÓN
Actualmente existe en nuestra sociedad una tendencia al aumento de los practicantes de actividades deportivas, justificable por: los indudables beneficios que la actividad física comporta, no sólo a nivel físico, sino también psicológico y educativo; los hábitos de vida que van modificándose con los nuevos tecnicismos que nos invaden y que exigen cada vez menos esfuerzo físico; un aumento de la longevidad por el avance de la medicina y una tendencia a anticipar la edad de la jubilación, lo que conduce a poder disponer de más tiempo libre que posibilita la realización de actividades deportivas. Ahora bien, el deporte comporta riesgos para el organismo al someterlo a un estrés físico y psíquico al que hay que adaptarse. Estos riesgos se deben prevenir y evitar, en la medida de lo posible, con la realización de una valoración previa del estado de salud que confirme la aptitud física y que permita poner en evidencia cualquier alteración con posibilidades de agravarse por la práctica de cualquier actividad física. Una buena valoración previa a la práctica deportiva disminuye el riesgo de tener un accidente cardiovascular en el momento en que se está haciendo ejercicio. Las personas que hacen ejercicio físico habitualmente tienen menos riesgo (unas 4 veces menos) de tener un problema cardiovascular que las personas sedentarias. Sin embargo, hay que tener muy en cuenta que en el momento de hacer ejercicio el riesgo de tener un accidente cardiaco es mayor que si no se hace ejercicio, especialmente en aquellas personas que tiene alteraciones cardiacas que se han manifestado, o no, previamente. Por lo tanto, una persona durante la hora diaria que hace ejercicio, tendrá más riesgo que otra que no hace ejercicio, pero tendrá mucho menos riesgo durante las 23 horas restantes del día. Para disminuir en lo posible este riesgo y beneficiarse de los efectos positivos del ejercicio físico sobre la salud,
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es conveniente que las personas que quieran hacer ejercicio físico hagan una valoración previa. Dicha valoración sirve para: • Identificar a las personas que deberían tener prohibido hacer ejercicio. • Conocer a las que deberían hacerlo bajo supervisión médica. • Disminuir todo lo posible el riesgo que existe en el momento en que se hace ejercicio. • Identificar a las personas que tienen factores de riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. En muchos casos, la valoración previa no requiere un reconocimiento médico completo; puede bastar con las respuestas que de el propio sujeto o con una entrevista con su médico de familia. El que no sea imprescindible no quiere decir que no sea conveniente que pasen ese examen las personas que no necesitan pasarlo, ya que además de disminuir el riesgo de accidente cardiovascular el reconocimiento médico sirve para: • Detectar posibles limitaciones para la práctica deportiva. • Obtener información sobre la condición física de la persona en cuestión. • Prescribir la intensidad del ejercicio. • Valorar la evolución y el progreso del deportista. Se ha establecido que las personas que más riesgo tienen cuando hacen ejercicio son: • Las enfermas que hacen ejercicio intenso. • Las que no tienen enfermedad manifiesta pero sí factores de riesgo y hacen ejercicio intenso. • Las que hace años que no realizan ejercicio y un día, de repente, hacen ejercicio muy intenso. • Las que realizan ejercicio, a la intensidad que sea, pero de una duración excesiva. • Los varones mayores de 45 años y las mujeres mayores de 55. Para disminuir de modo importante el riesgo de tener un accidente cardiovascular durante el ejercicio físico se deben cumplir las recomendaciones sobre como hacer ejercicio de modo saludable y seguir rigurosamente los pasos que se explican a continuación.
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El primer paso consiste en conocer si la persona está diagnosticada de una enfermedad que le desaconseje hacer ejercicio físico. Se trata de un pequeño número de enfermedades tales como: valvulopatías cardiacas severas, tromboflebitis, insuficiencia cardiaca congestiva, angina inestable, infarto de miocardio reciente, miocarditis activa o reciente, embolia pulmonar o sistémica reciente, arritmias ventriculares malignas, arritmias cardiacas no controladas, enfermedad infecciosa aguda y psicosis. El segundo paso es saber si se está diagnosticado de una enfermedad de riesgo (diabetes, enfermedad cardiovascular, asma, enfermedades del hígado, tiroides, riñón, infecciones crónicas, obesidad, osteoporosis, anemia, hernias, artrosis, artritis, anorexia, cáncer, sida o alteraciones convulsivas contrastadas), o se vive una situación especial como puede ser un embarazo, que sólo aconseje hacer ejercicio después de haberse sometido a un reconocimiento médico que incluya una prueba de esfuerzo o, en el caso del embarazo, después de la consulta con el ginecólogo. El tercer paso consiste en ver si existe al menos un signo o síntoma que haga sospechar la existencia de una enfermedad cardiaca o metabólica: dolor en el pecho, sensación de falta de aire, desmayo o vértigo, disnea, tobillos hinchados, palpitaciones, claudicación al andar en miembros inferiores, soplo cardiaco y fatiga inhabitual. El cuarto paso es saber si existen factores de riesgo que permitan sospechar que la persona puede presentar en un futuro accidentes cardiovasculares. Esto factores son: • Edad (hombre mayor de 45 años y mujer mayor de 55). • Historia familiar de enfermedad cardiovascular en padres o hermanos que empezaran a manifestarse antes de los 55 años en los hombres o de 65 en las mujeres. • Fumar o haber dejado de hacerlo hace menos de 6 meses. • Hipertensión arterial. • Tener colesterol total en sangre elevado (mayor de 200 mg/dl) o colesterol-HDL inferior a 35 mg/dl. • Diabetes. • Sedentarismo. El quinto paso tiene en cuenta el número de factores de riesgo que tiene la persona, su edad y las intenciones de ejercicio. Cuando la persona tiene menos de 2 factores de riesgo:
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• Si tiene menos de 46 años (hombre) o de 56 años (mujer), esta persona NO necesita no necesita someterse a un examen médico previo y puede realizar ejercicio de cualquier intensidad, incluida la competición. • Si tiene más de 45 años (hombre) o de 55 años (mujer) y solamente quiere hacer ejercicio de intensidad moderada, esta persona NO necesita someterse a un examen médico previo. • Si tiene más de 45 años (hombre) o de 55 años (mujer) y quiere hacer ejercicio de intenso o competir, SI es aconsejable someterse a un examen médico que incluya una prueba de esfuerzo. Cuando la persona tiene 2 o más factores de riesgo, SI es aconsejable pasar un examen médico que incluya una prueba de esfuerzo, antes de hacer ejercicio moderado o intenso. Siempre que sea necesario realizar el examen médico con prueba de esfuerzo, el resultado podrá ser uno de los siguientes: 1. Puede hacer ejercicio físico y competición. 2. Solamente puede hacer ejercicio moderado sin competición y sin necesidad de control médico. 3. Es conveniente que haga ejercicio pero bajo control médico. 4. No es aconsejable que haga ejercicio. 5. Deberá realizar pruebas médicas más sofisticadas. Esta valoración previa conviene volver a repetirla: • Cada 4 o 5 años, para los menores de 46 años (hombres) y de 56 (mujeres), con menos de dos factores de riesgo y ningún signo o síntoma de enfermedad cardiaca o metabólica. • Cada año, para los mayores de 45 años (hombres) o de 55 años (mujeres), y todos los que han necesitado pasar el examen médico deportivo. EXAMEN MÉDICO En la práctica deportiva pueden realizarse esfuerzos de muy variada intensidad y duración. Muchas personas sólo practican deporte algún que otro día de verano. Otras aprovechan los fines de semana para practicar su actividad deportiva preferida. En otros casos, son muchas las horas de entrenamiento y competición acumuladas por deportistas aficionados, y nada diremos ya de los que hacen del deporte su profesión. El reconocimiento médico deberá cubrir las distintas necesidades de cada uno de esos grupos.
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Para el primer tipo de personas, es decir, las que practican deporte como entretenimiento o se inician en el mismo, se debería procurar un estudio que se puede denominar "de aptitud" y constaría al menos de los siguientes apartados: * Interrogatorio o historia médico-deportiva. * Examen clínico, especialmente centrado en la integridad de los aparatos cardio-respiratorio y locomotor, con toma de constantes basales y antropométricas. * Análisis de sangre y orina, optativo según edad. Ante cualquier sospecha o duda tras el reconocimiento haría imprescindible la práctica de otros estudios más profundos. En el caso de los deportistas aficionados con alto volumen de entrenamiento o que participan en competiciones, no basta con conocer su buen estado físico de reposo. Las exigencias a que se va a ver sometido su organismo harán necesario la realización de pruebas en situación de esfuerzo, con monitorización y control de la respuesta de los principales parámetros cardiocirculatorios al esfuerzo. Estas exploraciones forman parte del reconocimiento médico "de competición". Un mundo aparte es, o al menos debiera ser, el de los profesionales y deportistas de elite, e incluso ciertos aficionados por su dedicación al deporte. Tanto el volumen como la intensidad de su trabajo y, sobre todo, la necesidad de un alto rendimiento, hacen preciso, no sólo determinar su integridad física, sino también obtener pautas para programar debidamente el entrenamiento y controlar el rendimiento deportivo. Esta doble faceta obligará a realizar estudios más frecuentes y minuciosos, que serán objeto de los reconocimientos "de rendimiento" y cuya pormenorización escapa a los objetivos de este tema. Tanto sugerir que el ejercicio físico es peligroso como el insistir en que todas las personas sedentarias reciban asistencia médica antes de incrementar su actividad podría tener un impacto potencialmente negativo en la participación de actividades físicas. Con el fin de proporcionar algunas directrices generales, el Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM) sugiere las recomendaciones que se recogen en la tabla I para determinar cuando se ha de realizar una valoración médica. 5
Aparentemente sanos Riesgo incrementado (> 2FR) Jóvenes Mayores Enfermedad, síntoma o signo conocido Ejercicio moderado NO NO NO SI SI Ejercicio intenso NO SI SI SI SI Tabla I. Recomendaciones del ACSM para reconocimiento médico y prueba de esfuerzo previo a la realización de esfuerzos físicos. Por tanto, y volviendo al tema que nos ocupa, el reconocimiento médico "de aptitud" perseguirá los siguientes objetivos: * Determinar el estado de salud de una persona para realizar esfuerzos físicos. * Detectar anomalías que puedan limitar o desaconsejar la práctica del deporte. * Vigilar el agravamiento o evolución de posibles alteraciones orgánicas existentes. * Hacer educación sanitaria para que el deportista conozca cuales son los hábitos higiénicos y de vida adecuados. Partes del examen médico Actualmente todos los estamentos implicados de uno u otro modo en el deporte (deportistas, técnicos, directivos, personal sanitario) coinciden en la necesidad de realizar unos reconocimientos médicos adecuados a los deportistas. Sin embargo, aún estamos lejos de que estos reconocimientos se practiquen con la necesaria frecuencia y calidad. Kulund ha expresado claramente esta cuestión: "Cada año millares de jóvenes deportistas son sometidos a exploraciones masivas apresuradas y superficiales por parte de médicos voluntariosos en habitaciones ruidosas y en condiciones de hacinamiento. Esas exploraciones representan un peligro para los deportistas y generan una opinión muy aleatoria acerca de los médicos y de la importancia de los cuidados sanitarios y de la aptitud física". 6
Por tanto, el reconocimiento médico-deportivo ha de reunir unos criterios de calidad, que permita, a través de una adecuada sistematización y selección de las pruebas realizadas, poner de manifiesto las alteraciones más frecuentes que tengan repercusión en la actividad deportiva. Para que el reconocimiento posea un mayor valor debe ir dirigido a problemas concretos y realizado por personal experimentado. Las exploraciones que se realicen para comprobar el estado de salud en los reconocimientos médicos a deportistas deben poseer ciertas condiciones entre las que conviene resaltar las siguientes: - Los datos deben recogerse en una ficha fácil de cumplimentar. - No precisar de un material sofisticado y de difícil adquisición. - Posibilidad de entregar una copia o informe al deportista, a la familia y/o al entrenador. - Que se puedan comparar los datos obtenidos en diferentes épocas para valorar su evolución. HISTORIA MÉDICO-DEPORTIVA El reconocimiento médico comenzará con una conversación o diálogo con el deportista, para conocer diferentes aspectos que puedan tener influencia en su estado de salud y en la adaptación al ejercicio. En ocasiones la historia puede realizarse por medio de una encuesta, sobre todo si la persona a valorar es un joven, para que sea cumplimentada por los padres antes de acudir al reconocimiento. Es deseable que en la citada historia, previa a la exploración, existan dos partes: una que refleje cuestiones en relación a la salud (historia médica) y otra en la que se hagan constar datos desde el punto de vista de la práctica deportiva (historia deportiva). En la historia médica se deben reflejar: * Antecedentes familiares. Es importante conocer las enfermedades sufridas por los familiares cercanos, debido a la orientación que supone para la búsqueda de afecciones hereditarias y patologías familiares como hipertensión arterial, diabetes,
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asma, hipercolesterolemia, anemia y obesidad, estableciendo el grado de parentesco. También se han de investigar antecedentes de muerte súbita en hermanos jóvenes y de enfermedades cardíacas, entre otras. * Antecedentes personales. Se debe indagar sobre la existencia de enfermedades crónicas, cardiopatías, alteraciones respiratorias, problemas digestivos, procesos infecciosos, alteraciones neurológicas, alergias, problemas dérmicos, alteraciones ortopédicas del aparato locomotor, intervenciones quirúrgicas, etc, que puedan limitar o condicionar la práctica deportiva. * Lesiones deportivas. Interesa saber los accidentes y traumatismos agudos sufridos, que puedan condicionar la presencia de alteraciones y secuelas posteriores; así como las patologías propias de la práctica deportiva específica, conocidas con el nombre de lesiones por sobrecarga o tecnopatías, y que pueden orientar hacia la presencia de un defecto anatómico o un deficiente gesto técnico. * Hábitos sociales y vacunaciones. Se recogerán los hábitos en relación al consumo de tabaco, alcohol, café y otros estimulantes, así como tipo de trabajo, tiempo de descanso, etc, que puedan condicionar la práctica deportiva. Es también el momento de comprobar que se ha seguido el calendario de vacunaciones, y sobre todo se debe insistir en la vacunación antitetánica, ya que el deportista tiene mayor riesgo de sufrir heridas. La historia deportiva, va a tener especial importancia a la hora de la valoración funcional del deportista, por lo que será preciso hacer constar: * Antecedentes deportivos. Tiempo que lleva realizando deporte, nivel al que lo practica, deportes practicados anteriormente y motivos para la práctica deportiva. * Hábitos deportivos. Años de entrenamiento, días de entrenamiento a la semana y horas al día, tipo de entrenamiento, intensidad, volumen, momento de la temporada en que se encuentra, en caso de participar en competiciones, si realiza calentamiento y vuelta a la calma, etc. 8
EXPLORACIÓN Antropometría La cineantropometría es la ciencia que estudia la morfología corporal, cuantificando tamaño, forma y proporción y composición del cuerpo humano. Dado que los factores morfológicos pueden influir en el rendimiento físico, ya sea limitándolo o favoreciéndolo, han de ser tenidos en cuenta dentro del estudio médico. La realización de un estudio antropométrico, con la determinación de la composición corporal y el somatotipo, es importante para la detección de talentos deportivos, emisión de consejos dietéticos, control nutricional y constatación de modificaciones corporales producidas con el paso del tiempo y la práctica deportiva. Las medidas antropométricas más habituales son: peso, talla, pliegues cutáneos (tricipital, subescapular, suprailíaco, abdominal, muslo, pierna); diámetros óseos (fémur, húmero, muñeca) y perímetros musculares (brazo, pierna). La metodología para estas mediciones es la recomendada por el Grupo Español de Cineantropometría. Con todas estas medidas y aplicando una serie de fórmulas, se pueden obtener la composición corporal y el somatotipo de la persona estudiada. Teóricamente a cada modalidad deportiva le correspondería una morfología ideal. Como no esta definido este perfil antropométrico óptimo, las recomendaciones, valoraciones y comparaciones que se realizan están basadas en las descripciones de los estudios llevados a cabo en muestras de deportistas que ya han alcanzado el éxito deportivo y se encuentran en la alta competición. La composición corporal es el estudio del fraccionamiento del peso total del individuo en dos compartimentos: peso graso y peso libre de grasa (peso óseo, muscular y residual). El peso total es una medida grosera de la estructura de la persona. Su fraccionamiento va a permitir una conclusión con respecto a la constitución corporal de esa persona en un momento determinado. El modo más sencillo de examinar el estado del peso corporal consiste en calcular el índice de masa corporal (IMC) o índice de Quetelet. El IMC se calcula dividiendo el el peso corporal en kilogramos por la altura en metros cuadrados (kg/m2). Este índice examina el peso en relación con la altura. A medida que aumenta el IMC, también se incrementa la mortalidad a causa de enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes. Se habla de delgadez cuando el valor del IMC se sitúa entre 17 y 20, de normalidad entre 20 y 25, y de obesidad por encima de 25.
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Pero el panorama se ha visto complicado aún más al comprobar que la relación obesidad-morbilidad, no es meramente cuantitativa. Esto es, la distribución regional del exceso de tejido adiposo tiene importantes consecuencias metabólicas y puede ser un factor más importante que la masa adiposa total. La grasa distribuida por el abdomen (obesidad androide o de la parte superior del cuerpo) está asociada con unos niveles superiores de morbilidad y mortalidad que la grasa distribuida por debajo de la cintura (obesidad ginoide o de la parte inferior del cuerpo). Lo ideal es que la circunferencia de la cintura (que representa la distribución de grasa androide o de la parte superior del cuerpo) sea inferior que la circunferencia de la cadera (que representa la distribución de grasa ginoide o de la parte inferior del cuerpo). La relación cintura-cadera se recomienda, por tanto, como un ejemplo a aconsejar acerca de la distribución de grasa y de los riesgos asociados de morbilidad y mortalidad. La relación media de cintura-cadera para las mujeres de entre 17 y 39 años es 0,80. Para hombres de entre 17 y 29 años es 0,90. Las relaciones superiores a 0,86 para las mujeres y 0,95 para los hombres, suponen para el individuo un riesgo para su salud significativamente mayor de padecer una enfermedad. La tendencia actual en la valoración de la composición corporal es trabajar con la suma de pliegues cutáneos, en milímetros, y con patrones o perfiles de pliegues cutáneos. Un incremento en la suma de los pliegues es indicativo de un aumento de la masa grasa y viceversa. El rendimiento físico se correlaciona negativamente con el grosor de los pliegues cutáneos en la mayoría de los deportes. Además, el incremento de la masa grasa provoca disminución de las habilidades motoras. La valoración de la composición corporal también es especialmente importante en el control de la respuesta al entrenamiento. Así, por ejemplo, con el entrenamiento de fuerza cabe esperar un aumento de la masa muscular debido a la hipertrofia de la musculatura. Sin embargo, la masa corporal podría haber aumentado debido a un incremento de la masa adiposa, relacionada con un exceso de ingesta calórica. Por otro lado, es posible que un programa de entrenamiento no produzca cambios en la masa corporal total, pero sí que modifique la composición corporal, aumentando la proporción de tejido muscular y disminuyendo la proporción de tejido adiposo.
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Además, la tendencia a acumular y a perder grasa es diferente de unas regiones a otras. Igualmente los cambios que experimenta la masa muscular con el entrenamiento y la inmovilización son altamente específicos. Aunque durante muchos años se identificó el análisis de la composición corporal con la determinación de la masa grasa o del %GC, en el ámbito del deporte también tiene mucho interés el seguimiento de los cambios que experimenta la masa muscular. La masa muscular aumenta en respuesta al entrenamiento de fuerza y, en menor medida, al entrenamiento de resistencia. Los cambios que experimenta la masa muscular con el entrenamiento y la inmovilización son altamente específicos. El somatotipo fue definido por Carter como la descripción numérica de la configuración morfológica de un individuo en el momento de ser estudiado. Para su determinación el método antropométrico más utilizado es el de Heath-Carter, que mediante el método citado, junto con el empleo de diferentes ecuaciones, se obtienen tres cifras que representan los componentes primarios en los que se puede descomponer el ser humano: - Endomorfia: se refiere a la cantidad relativa de grasa. - Mesomorfia: representa el desarrollo músculo-esquelético. - Ectomorfia: se refiere a la relativa linealidad o relación entre altura y peso corporal. En general, para cada componente valores de 0,5 a 2,5 se consideran bajos; de 3 a 5 medios; de 5 a 7 altos y por encima de 7 muy altos. La representación gráfica de los valores de estos tres componentes se denomina somatocarta. El somatotipo presenta una clara diferenciación sexual. Las mujeres tienden a ser más endomórficas y menos mesomóficas que los hombres. También existen diferencias entre razas o etnias. La mayor variabilidad la presentan el componente endomorfo y el mesomorfo, siendo el componente ectomorfo el más estable.
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En general los deportistas son menos endomorfos y más mesomorfos que los no deportistas para la misma edad. El ejercicio físico provoca una disminución del componente endomorfo, un aumento del componente mesomorfo y escasa variación del componente ectomorfo. A través del somatotipo se pueden establecer comparaciones entre un individuo y un patrón de referencia (generalmente extraído de deportistas de élite), entre un deportista y un grupo determinado (equipo) o entre dos individuos de un mismo grupo o deporte. Valoración del crecimiento Si el deportista se encuentra en edad de crecimiento, también deberá realizarse una valoración del mismo que incluya: la determinación actual de peso y talla (según la edad y el percentil alcanzado en ese momento); y la velocidad de crecimiento anual. Como estudios complementarios, y si el caso lo requiere, serán de utilidad el estudio de la maduración ósea (que permite determinar la edad biológica) y la predicción de la talla definitiva. Exploración del aparato locomotor La práctica de cualquier actividad deportiva, sobre todo durante el crecimiento, precisa de un estudio del aparato locomotor, centrado principalmente a nivel del raquis, articulaciones más implicadas en la práctica deportiva (caderas, rodillas, pies) y sistema muscular. En el estudio de la columna vertebral, nos debemos fijar en la existencia de alteraciones en el plano frontal o sagital. 12
En dicho plano frontal, el raquis normal debe carecer de curvas. La aparición de alguna puede deberse a una actitud escoliótica o a una verdadera escoliosis estructurada. Se descarta la presencia de las mismas con la inspección de la espalda, realizada en bipedestación, buscando la existencia de desniveles, asimetrías y protrusiones; toma de flechas laterales y realización del test de flexión anterior del tronco o test de Adams para descartar la existencia de una giba o saliente paraespinal, que sería indicativo de una rotación de las vértebras. La presencia de una giba menor de 5 mm. carece de interés. En el plano sagital, el raquis normal posee unas curvas fisiológicas: lordosis cervical, cifosis dorsal y lordosis lumbar. Las alteraciones consisten en el aplanamiento o rectificación de las curvas fisiológicas o los incrementos de las mismas. Para valorar la presencia de alteraciones, se observa la morfología del raquis en bipedestación y en su actitud habitual, el comportamiento de la columna tanto en la flexión anterior del tronco como en sedentación, la medición de las flechas sagitales y la obtención de los correspondientes índices cifótico y lordótico. En los defectos posturales moderados se debe recomendar revisión periódica, higiene postural, ejercicios de gimnasia correctiva y adecuada indicación deportiva. Tanto en las actitudes marcadas como en la sospecha de alteraciones estructuradas, será preciso una valoración especializada. En caso de cifosis postural recomendar ejercicios de potenciación de la musculatura interescapular y extensora del raquis (colocando un rodillo o toalla bajo la pelvis); musculatura glútea y abdominal (elevando piernas); así como ejercicios de flexibilización del segmento dorsal y de estiramiento de los pectorales e isquiosurales. En caso de cifosis lumbar se debe evitar elevar las piernas más de 30-40º del suelo al ejecutar los abdominales. En las hiperlordosis lumbares recomendar ejercicios de potenciación de abdominales (elevando las piernas desde los 40º hasta la vertical) y glúteos (colocando un rodillo debajo del abdomen); así como ejercicios de flexibilización del
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segmento lumbar y de estiramiento del cuadrado lumbar, erectores lumbares, psoas y recto anterior del cuádriceps. Las anomalías de la pelvis pueden repercutir sobre la estática vertebral, por este motivo es preciso su estudio de manera conjunta al de la columna. En el plano frontal, la existencia de desnivel pélvico puede ser secundario o no a dismetría de miembros inferiores. Primeramente se hace un examen visual y ante su sospecha se procede a palpar, en bipedestación con rodillas extendidas y talones apoyados, las espinas ilíacas anterosuperiores, posterosuperiores y crestas ilíacas, y a la nivelación mediante plantillas. Cuando la discrepancia sea mayor de un cm. o exista clara repercusión sobre el raquis, se deberá remitir al especialista. La unión de los diferentes huesos de los miembros inferiores a través de las correspondientes articulaciones, forman unos ángulos que son diferentes de unas articulaciones a otras y que pueden dar lugar a alteraciones torsionales de los miembros inferiores. Se deben buscar mediante la inspección del deportista en bipedestación, de frente, con los pies juntos y paralelos, y comprobando si en esa posición las rótulas están o no orientadas hacia delante. Su existencia es normal hasta los 9 a 12 años, edad a la que deben normalizarse. Si se encuentran en edades más tempranas son importantes las recomendaciones posturales. Si se detectan posteriormente y son leves, no darle importancia. Si son marcadas conviene un estudio más detallado, para valorar posibles repercusiones. En cuanto a las rodillas, se debe realizar una exploración de los ejes y si hay alteraciones de los mismos. En una visión frontal se puede apreciar un genu varo (rodillas en O) o un genu valgo (rodillas en X). A partir de los 9-12 años no se va a producir la corrección definitiva, por lo que si la distancia intermaleolar o intercondílea supera los 6-8 cms. precisarán un estudio más exhaustivo por el especialista. En una visión lateral se puede apreciar la presencia de genu recurvatum (rodillas hiperextendidas) o de genu flexo (rodillas en semiflexión). Todo genu
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recurvatum superior a los 15-20º y todo genu flexo deben ser valorados por el especialista para analizar las repercusiones sobre la articulación fémoro-patelar. Todas estas alteraciones pueden repercutir negativamente al facilitar la aparición de lesiones por sobrecarga y procesos artrósicos precoces. También se debe explorar la presencia de signos de sufrimiento fémoro-rotuliano o de alteraciones típicas del crecimiento. Se debe realizar un estudio estático de los pies en un podoscopio para conocer la presencia de pie plano o cavo, buscar la presencia de hallux valgus (juanetes), de fascitis plantar (inflamación de la fascia plantar) y de calcáneo varo o valgo (existencia de oblicuidad exagerada hacia dentro o hacia fuera de la inserción del tendón de Aquiles sobre la tuberosidad posterior del calcáneo). Por último, será preciso una exploración músculo-tendinosa para comprobar el desarrollo muscular simétrico en ambos lados. Hay que descartar la presencia de una fibrosis glútea. Para ello, se ve si en decúbito supino existe una limitación de la flexión de la cadera con rodilla flexionada. Otra patología a descartar, por su repercusión sobre raquis y pelvis y su frecuencia, es la cortedad de la musculatura isquiosural. Para su valoración recomendamos el test EPR (Elevación Pierna Recta) que valora la flexión unilateral de la cadera con rodilla extendida. También se puede realizar de una forma menos específica, mediante el test de flexión de tronco, midiendo la distancia que existe entre los dedos de la mano y los pies, tanto en sedentación como en bipedestación. Ya se ha comentado que la cortedad isquiosural puede repercutir sobre la columna vertebral. Una exploración sencilla y que puede orientar sobre la disposición de la pelvis es la medición del ángulo lumbo-horizontal en flexión de tronco (L-Hfx). Para ello, con el deportista en la misma posición que para la determinación de la distancia dedos-pie, y aprovechando el momento de máxima flexión, se mide el ángulo que forma la pelvis y columna lumbar con la horizontal. 15
Los 90º indican la verticalidad, medidas superiores muestran retroversión de la pelvis. Cuanto mayor sea el ángulo L-H indica mayor retroversión y más frecuente es la presencia de inversiones de la lordosis lumbar. También debemos valorar la existencia de cortedad del psoas, de elevada frecuencia, del cuádriceps y del tríceps sural: Test para el psoas o maniobra de Thomas. Valora el estado de extensibilidad del psoas. Con el individuo tumbado sobre una camilla con las rodillas flexionadas a 90o y dejando caer libremente las piernas por el borde de la misma, se realiza una flexión forzada de la cadera y rodilla, dirigiendo el muslo hacia el pecho al tiempo que se debe mantener la otra pierna pegada al plano de exploración. La elevación por encima del plano de la camilla, del muslo contralateral indica la existencia de una cortedad muscular. Test de flexión de la rodilla. Evalúa la flexión de la rodilla y el estado de extensibilidad del cuadriceps. El deportista se sitúa en decúbito prono y la pierna es flexionada pasivamente hacia el muslo, sin que las caderas de eleven. La imposibilidad de que el talón de la pierna flexionada contacte con las nalgas traduce una falta de extensibilidad del recto anterior del cuadriceps. Test de sentadilla. Valora la flexión dorsal del pie y el estado de extensibilidad del tríceps sural. Se puede objetivar invitando al deportista descalzo, desde la posición de bipedestación, a realizar una flexión de caderas y rodillas o sentadilla, sin elevar los talones del suelo. La imposibilidad de llegar con los glúteos a los talones indica la presencia de cortedad del tríceps sural. Exploración cardio-vascular Y si algún músculo trabaja a fondo en el deporte, es el miocardio. Por ello, como es lógico, el estudio del corazón será uno de los objetivos prioritarios del reconocimiento médico de aptitud. Este quizá sea el apartado más importante a la hora de realizar un reconocimiento médico deportivo de aptitud, sobre todo en adultos. Los deportes de
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fondo tienden a producir un aumento del tamaño cardíaco, ampliando la capacidad de sus cavidades, pero ocasionalmente esa adaptación puede desviarse de la normalidad, dando lugar a un crecimiento excesivo o a un engrosamiento de la pared muscular. Los riesgos que conllevan esas posibilidades, así como el descartar otras alteraciones, hacen preciso el control en reposo y durante el esfuerzo físico intenso. Por otra parte, el ejercicio tan prolongado puede incidir también sobre la red vascular, alterando parámetros como la tensión arterial o sus adaptaciones a los cambios de postura del cuerpo, a las modificaciones de la temperatura ambiente, etc. La exploración cardiovascular, debe consistir cuando menos en: auscultación cardíaca, toma de tensión arterial en reposo, electrocardiograma de reposo (ECG) y prueba de adaptación al esfuerzo. El examen por medio de la auscultación cardíaca se centra en escuchar cuidadosamente los ruidos del corazón y la existencia de "soplos" cardíacos. Es frecuente, sobre todo en niños y deportistas el hallazgo de soplos sistólicos de baja intensidad, no irradiados, que suelen ocupar sólo la primera parte de la sístole y que disminuyen con la maniobra de Valsalva. Por tanto la existencia de un soplo por sí mismo, no es indicativo prácticamente de nada; ya que la mayoría de los soplos no tienen ninguna repercusión sobre la circulación sanguínea y son considerados como funcionales o inocentes. En caso de duda, será preciso efectuar un ecocardiograma para descartar la presencia de cardiopatía orgánica. Es difícil establecer unos límites de normalidad de la tensión arterial, ya que existe gran variabilidad interpersonal en relación a la edad, sexo y superficie corporal. Para adultos, la OMS considera como valores normales de presión arterial (PA) cifras iguales o inferiores a 140 mm Hg para la PA sistólica y cifras iguales o inferiores a 90 mm Hg para la PA diastólica. Para los niños estos valores no sirven y se puede considerar hipertensión cuando las cifra de PA sobrepasa el percentil 95 para cada grupo de edad. En gente joven y deportistas de resistencia no debe darse importancia a unos niveles tensionales bajos, siempre y cuando se mantenga la formación de un
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volumen de orina que pueda considerarse como normal a lo largo de 24 horas y cuando no existan episodios de mareos repetidos sin cambios de posición. La existencia de una hipertensión de reposo franca, aconseja el estudio de la tensión en esfuerzo, ya que si su comportamiento es similar, sí que puede traer consecuencias para la práctica deportiva intensa. La realización de un electrocardiograma de reposo (ECG) es algo necesario en toda persona que realice deporte. Conviene destacar que el ECG del deportista con actividad física mantenida durante años puede presentar distintas alteraciones con respecto a la población sedentaria, tales como: bradicardia sinusal, bloqueo A-V de primer grado y de segundo tipo Wenckebach, bloqueo incompleto de rama derecha, extrasístoles aisladas, criterios de hipertrofia ventricular izquierda y alteraciones de la repolarización, más frecuentemente como patrón de repolarización precoz. Todas las exploraciones descritas hasta el momento son realizadas en reposo, y dado que se pretende comprobar la aptitud para realizar un esfuerzo, es conveniente hacer una prueba para conocer la adaptación del sistema cardiovascular al esfuerzo. En caso de deportistas adultos y de competición las pruebas de esfuerzo, realizadas en cicloergómetro o tapiz rodante, además de permitir el estudio de la función cardíaca y la respuesta de la tensión arterial al esfuerzo, sirven para valorar la capacidad funcional del deportista. Exploración pulmonar El aparato respiratorio, en condiciones normales, no es el que limita la capacidad de rendimiento del deportista (aunque esto actualmente esta siendo cuestionado). 18
Para valorar posibles secuelas de los problemas respiratorios sufridos y analizar los parámetros respiratorios en reposo se utilizan la auscultación pulmonar y la espirometría forzada, que informan del estado de la función pulmonar y de la existencia de procesos que alteran dicha función, permitiendo discriminar aquellas afecciones para las que se recomienda limitación de ejercicio físico. Exploraciones complementarias Otros datos de gran interés serán los que nos aporten los análisis de sangre y orina. La realización de una analítica elemental es recomendable en un deportista o persona que realice actividad física, para descartar la existencia de alteraciones no conocidas (diabetes, hipercolesterolemia), valorar el estado de la función renal y hepática, descartar la presencia de procesos infecciosos y estudiar parámetros como la hemoglobina y el hierro sérico que pueden influir en la actividad deportiva. PRUEBAS DE ESFUERZO En adolescentes sanos, y con una exploración normal, no está indicada la realización de una prueba de esfuerzo en la revisión sobre el estado de salud. Estas pruebas hasta los 35-40 años deben limitarse a la valoración de la forma física del deportista con alto grado de dedicación. Las pruebas ergométricas se pueden clasificar según la intensidad del esfuerzo en: pruebas máximas (cuando se realizan hasta el agotamiento) o submáximas (cuando finalizan antes del mismo); según la graduación del esfuerzo en: pruebas de carga constante (cuando la carga se mantiene durante todo el tiempo de la prueba) o de carga creciente (cuando la carga aumenta con el tiempo); éstas a su vez pueden ser pruebas en rampa (con esfuerzo creciente de forma continua) o escalonadas (cuando los incrementos de la intensidad de carga tienen lugar cada cierto tiempo). Usualmente, para la caracterización de la respuesta fisiológica aguda al ejercicio se utilizan programas de pruebas máximas, de esfuerzo continuo y de carga creciente, aunque en ocasiones pueden ser también útiles las pruebas de carga constante.
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El crecimiento de la carga se puede realizar en escalones cada 2-4 minutos, cada minuto o de forma continua (prueba en rampa). El primer tipo permite conseguir un estado estable en cada escalón; en los otros dos tipos no se consigue dicho estado aunque los resultados de la mayoría de las determinaciones fisiológicas pueden superponerse a los obtenidos en pruebas con estado estable. Entre las utilidades más destacadas de las pruebas de esfuerzo en Medicina del Deporte, además de para la planificación y control del entrenamiento, se encuentran: - Determinación de la condición física de base. - Evaluación de drogas permitidas y ayudas ergogénicas. - Búsqueda de enfermedad cardíaca oculta. - Seguimiento de una enfermedad conocida que no impide inicialmente el deporte. - Comportamiento de las alteraciones basales del ECG o trastornos del ritmo en los deportistas. Los datos obtenidos durante una ergometría pueden ser referidos en relación a la respuesta del sistema cardiovascular y como forma de valoración funcional. En relación a la respuesta del sistema cardio-circulatorio se estudian fundamentalmente tres parámetros: frecuencia cardíaca, tensión arterial en esfuerzo y electrocardiograma de esfuerzo. Los tres en conjunto informan sobre el estado cardio-circulatorio de una forma global y concretamente sobre aspectos parciales de la adaptación cardio-vascular al esfuerzo. Son de utilidad tanto en personas que realicen actividad física no competitiva como en deportistas de competición. * La frecuencia cardiaca (FC) es el mejor indicador de la intensidad del esfuerzo. Además del valor de la FC máxima alcanzada, es importante la relación existente a lo largo del esfuerzo entre la intensidad de la carga y la FC correspondiente que deben mantener una intensidad prácticamente lineal (salvo quizás en las proximidades del esfuerzo máximo). 20
* La presión arterial (PA) es un dato esencial en toda prueba de esfuerzo. Con pequeñas variaciones, la respuesta normal es una elevación gradual de la PA sistólica al ir aumentando la carga para llegar a nivelarse o descender muy ligeramente en los estadios de máximo esfuerzo. En la recuperación, estas cifras disminuyen con relativa rapidez hasta los valores de reposo, aunque puede producirse una hipotensión brusca si el esfuerzo se detiene abruptamente con el sujeto en posición erecta. Los valores de PA diastólica se mantienen o aumentan ligeramente a lo largo del esfuerzo. Una posibilidad no infrecuente es la aparición de una respuesta hipertensiva al esfuerzo en un sujeto con presiones normales en reposo. El seguimiento prolongado durante años de estos individuos ha permitido observar una mayor incidencia de aparición de hipertensión arterial entre los que habían presentado este tipo de respuesta en relación con los que respondieron normalmente. * Los parámetros electrocardiográficos en respuesta al ejercicio físico han sido ampliamente estudiados. Normalmente, el electrocardiograma no se altera durante el ejercicio, salvo los cambios correspondientes al aumento de la frecuencia y ligeras variaciones en la onda P, disminución de voltaje de la onda R, ligero desnivel de ST y cambios inespecíficos de la onda T. La valoración funcional va a permitir conocer el rendimiento del deportista, así como obtener datos que puedan ser aplicables en la programación y control del entrenamiento en deportistas de competición, y en la prescripción del ejercicio físico en personas sedentarias y deportistas no competitivos. Entre los parámetros de valoración funcional más útiles que nos aportan las pruebas de esfuerzo hay que citar: el consumo máximo de oxígeno (VO2max) y la determinación de los umbrales (aeróbico y anaeróbico). El VO2max puede ser determinado por procedimientos directos (más válidos y fiables) e indirectos. Sirve para valorar el estado de salud cardiopulmonar e indica el estado físico aeróbico de un individuo. Cuanto mayor sea su valor, mayor capacidad para deportes de resistencia. Su valor tiene poca aplicación al entrenamiento, ya que en su mayor parte viene determinado genéticamente y en deportistas bien entrenados apenas sufre modificaciones por el entrenamiento. 21
La determinación de los umbrales aeróbico y anaeróbico nos va a permitir, a efectos prácticos, establecer diferentes zonas de entrenamiento para tratar de individualizar lo máximo posible el entrenamiento y así incidir más o menos en uno u otro sistema energético. Conociendo dichos umbrales y con el uso del pulsómetro o de los tiempos de carrera, se pueden diferenciar cinco zonas de entrenamiento: • Zona 1 o de trabajo de recuperación-regeneración. En esta zona no se van a producir adaptaciones. El metabolismo energético más utilizado es el de los ácidos grasos y la intensidad de trabajo se sitúa por debajo del umbral aeróbico. Trabajar en esta zona puede servir como trabajo de recuperación después de sesiones de entrenamiento importantes. • Zona 2 o de trabajo aeróbico 1. En esta zona ya empiezan a producirse adaptaciones. El metabolismo energético es el de los ácidos grasos combinado con el de los carbohidratos. La intensidad de trabajo se sitúa entre el umbral aeróbico y a mitad de camino entre dicho umbral y el anaeróbico. Sirve para mejorar la resistencia de base. • Zona 3 o de trabajo aeróbico 2. Tiene las mismas características del anterior pero con más intensidad, por tanto la degradación de los hidratos de carbono en esta zona será mayor. La intensidad de trabajo puede establecerse entre el límite superior de la zona 2 y algo por debajo del umbral anaeróbico. Sirve para mejorar la capacidad aeróbica. • Zona 4 o de umbral anaeróbico. La intensidad de trabajo se establece alrededor del umbral anaeróbico y sirve para mejorar la resistencia mixta y la potencia aeróbica. • Zona 5 o de alta intensidad. La intensidad es siempre por encima del umbral anaeróbico. Se utiliza para mejorara la resistencia a anaeróbica mediante trabajo interválico. BIBLIOGRAFÍA. ABELLÁN J. La hipertensión arterial en la infancia y adolescencia. En: Santonja F, Martínez González-Moro I, eds. Valoración médico-deportiva del escolar. Murcia: Universidad de Murcia, 1992; 49-54.
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